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Morir para ser yo
Mi viaje espiritual
desde casi morir de cáncer
a la verdadera curación.
Anita Moorjani
Para los que estamos sumergidos en el estudio e investigación del trasfondo que mueve los hilos sutiles del proceso de nuestra Humanidad terrena, es de gran satisfacción el conocer que por fin pueda disponerse en habla hispana de la historia de Anita Moorjani, por cuanto la misma aporta un conocimiento más allá de lo que toda Ciencia tiene en sus posibilidades ofrecernos de la realidad vivencial en la que estamos inmersos. El propio lenguaje de Anita, con una dialéctica sencilla, surgida desde el sentir natural que guía el recuerdo de sus vivencias, hace muy asequible el entendimiento de cuanto trata de transmitirnos en este tan preciado libro. Anita nos cuenta en su libro cómo fue dando lugar en su organismo a un proceso de cáncer (Linfoma de Hodgkin) que le condujo a una degradación casi completa de aquel, en cuyo proceso final pasó por una experiencia cercana a la muerte (ECM), de la que nos informa con detalles lo vivenciado en ese "otro plano" y cómo esto le sirve para retornar a su cuerpo y llevar a éste a una recuperación fuera de todo lo que se podría esperar de su situación. En esa ECM percibió algunos aspectos de lo que podría ser su vida futura, comprendiendo que una de las razones por las que decidió regresar a su vida en el cuerpo fue por el aporte que significaría a nivel humano el dar a conocer su experiencia en tal estado, y que esta labor no requeriría de hacer nada especial, sino ser sólo ella misma y permitir ser instrumento para aquello que tuviera que suceder a su través. Comienza la historia con su niñez y el marco social donde la desarrolla, mezcla de oriente y occidente, donde convergían diversas culturas y religiones, con creencias a veces contradictorias, y en la que en ocasiones tiene que negarse a sí misma para no contradecir las expectativas que sobre ella sus padres esperaban desde su tradición hinduista, sintiendo que no tendría la oportunidad de cumplir ninguno de sus sueños, esperanzas y deseos. Al mismo tiempo, se sentía marginada por sus compañeros de escuela al ser su región colonia británica, hasta el punto de que en ocasiones se hacía las siguientes preguntas: "¿Por qué soy siempre la diferente dondequiera que vaya? ¿A dónde pertenezco? ¿Por qué siento que no pertenezco a ningún lugar?". O bien esto otro ante situaciones familiares: "¿Por qué estoy siempre disculpándome? ¿Por qué tengo que disculparme sólo por ser yo?". En el verano de 2001 se entera de que una amiga ha sido diagnosticada de cáncer, y dos meses más tarde ocurre otro tanto a un cuñado de su marido. A partir de entonces y tras lo que fue en su inicio una búsqueda de conocimientos sobre el cáncer para poder ayudar a su amiga, mientras más leía sobre ello más miedo fue desarrollando sobre todo lo que pudiera causarlo. Hasta el punto de que creía que todo producía cáncer, por lo que empezó a tenerle miedo a la vida misma. El 26 de abril del siguiente año, 2002, en que acudió a una consulta médica para saber del diagnóstico de una protuberancia surgida en su hombro derecho, le fue informado de lo siguiente: “Usted tiene un linfoma lo cual es una forma de cáncer del sistema linfático”. A partir de entonces comenzó un amplio peregrinaje en busca de criterios de salud donde encontrar ayuda, incluyendo terapias orientales y muy diferentes modalidades de sanación, e incluso viajando a la India por un periodo de 6 meses donde pareció que había recuperado la salud. Mas cuando regresó a casa su contento duró poco. Al contar a aquellos que querían saber de su estado lo que había hecho en la India, comenzaron a manifestar su desconfianza y a sumergirla en un mar de dudas, sembrando de nuevo el miedo en su interior. En tal situación, recurrió a terapias alternativas de occidente, donde percibiría contradicciones entre unas y otras, y esto no solamente aumentó su confusión sino sus miedos, y su salud se deterioró rápidamente. Por su tradición hinduista creía en el karma, creyendo ser merecedora de tal situación, y ante tal idea se percibía impotente. De esta forma se sintió encerrada en su propia jaula de temor y desesperación, donde su salud se deterioraba por día, hasta que la mañana del 2 de febrero de 20006 tuvo que ser llevada rápidamente al hospital, donde comenzó todo el proceso en el cual surge su ECM, y del cual ella extrae como lo más esencial la importancia de tratar de percibir nuestra magnificencia, la que trasciende todos nuestros condicionantes generadores de sufrimientos y limitaciones de la felicidad que ansiamos. Angel Baña |
Todo lo que se cuenta en este libro me llega directamente al corazón. Y más aún lo hace mi relación personal con Anita Moorjani, que entró en mi vida gracias a una serie de coincidencias que sólo puede calificarse de divina y providencial. A lo largo de más de cuatro años el avance implacable de un cáncer llevó a Anita a las puertas de la muerte e incluso más allá, ya pasado el umbral y el vestíbulo por así decirlo, a lo más profundo de la propia morada de la muerte. Anita describe todo ese proceso minuciosamente en este libro, un libro escrito para conmover el alma. Animo encarecidamente a todo el mundo a que lo lea con atención y con la mente absolutamente abierta, aunque en él encuentre cosas que pongan en cuestión algunas de sus más arraigadas creencias sobre lo que hay después de este mundo, en eso que solemos llamar «más allá». Rodeada de sus seres queridos y del equipo médico que la trataba, que esperaban que exhalara su último aliento en cualquier instante, Anita permanecía sumida en un coma profundo. Entonces se le dio la oportunidad de volver a su cuerpo arrasado por el cáncer, desafiando todas las probabilidades, para después protagonizar una curación increíble propiciada únicamente por el amor incondicional. Más que eso: volvió desde la antesala de la muerte para poder contarnos a todos cómo es la vida más allá del mundo corpóreo y, lo que es más importante, qué sensaciones se tienen allí. Esto es una historia de amor, de un amor enorme e incondicional, con una visión revolucionaria de lo que somos en realidad, de por qué estamos aquí y de cómo podemos superar cualquier miedo o impulso negativo que esté marcando nuestras vidas. Anita nos habla del cáncer con una franqueza poco habitual y cuenta por qué cree que se ha visto sometida a la dura prueba que supone la enfermedad, por qué se ha curado y por qué ha vuelto a este mundo desde la antesala del que hay más allá. Yo personalmente no tengo ninguna duda de que la misión de su vida está plasmada en la crónica de su experiencia que están a punto de leer y de que en alguna parte estaba escrito que yo tenía que ayudarla a que este mensaje crucial llegara a todo el mundo. Lo que Anita descubrió durante esas 24 horas en las que estuvo en coma y cruzó el umbral hacia lo desconocido está en extraordinaria consonancia con todo lo que yo he percibido en diversos momentos de inspiración mientras escribía mis libros o daba charlas. Ambos estamos convencidos de que la intervención divina ha movido las piezas necesarias para que esta mujer, que vivía al otro lado del mundo, en una cultura totalmente distinta a la mía, llegara hasta mí y conectara a la perfección con mi experiencia y con mi vida. La primera vez que oí hablar de Anita fue cuando, a través de Mira Kelly (una mujer de Nueva York que más tarde se convirtió en mi amiga y que fue quien me hizo la regresión a una vida pasada de la que hablo en mi libro Wishes Fulfilled) me llegó una copia de una entrevista que le habían hecho sobre su experiencia cercana a la muerte (ECM). Tras leer la entrevista de Anita sentí una necesidad irresistible de hacer todo lo que estuviera en mi mano para que el mensaje cautivador que encerraban sus palabras se difundiera y llegara a todo el mundo. Llamé a Reid Tracy, el presidente de Hay House, y le pedí que encontrara a Anita Moorjani y la convenciera para que escribiera un libro en el que narrara su experiencia con todo lujo de detalles. Y añadí que me encantaría, no, que me sentiría honrado, de escribir un prólogo para el libro si ella quería comprometerse con el proyecto. Gracias a una serie de esos increíbles y maravillosos caprichos del universo (entre ellos una llamada de Anita desde Hong Kong a mi programa de radio semanal que se emite en www.hayhouseradio.com, que me dio la oportunidad de hacerle una entrevista que se retransmitió a todo el planeta) ambos conectamos a nivel profesional y personal. Anita me contó que ella siente que todos nosotros somos puro amor; que no sólo estamos conectados de alguna forma con todos los demás seres humanos y con Dios, sino que a un nivel más profundo todos somos Dios; que hemos permitido que nuestros miedos y nuestro ego dejen a Dios fuera de nuestras vidas y eso tiene una relación directa no sólo con las enfermedades de nuestro cuerpo sino también con las de nuestro mundo. Me habló de aprender a apreciar nuestra grandeza y vivir como seres de luz y amor y también de las propiedades curativas inherentes a la mente humana. Anita describió cómo fue experimentar la ausencia de tiempo y espacio y sentir por primera vez que la unicidad es más que un concepto intelectual, que verdaderamente todo está ocurriendo a la vez. Me dijo que se sentía bañada por un aura de amor puro y feliz y que ese sentimiento ha demostrado tener un ilimitado potencial para curar. Ella vio hacerse realidad en su vida las palabras de Jesús: «Con Dios todo es posible», y entendió su verdadero significado, que lo engloba todo y no deja nada al margen, ni siquiera el pasado. Anita comprobó personalmente lo que yo había escrito en Wishes Fulfilled: que ante la auténtica presencia de Dios no son aplicables las leyes de lo material (incluidas las de la medicina). Tenía que conocer a esa mujer. A partir de nuestras conversaciones telefónicas empecé a sentir vivamente la esencia espiritual de Anita y su mensaje de esperanza, que había llegado para sustituir al miedo. La animé no sólo a que escribiera este libro, sino también a que apareciera conmigo en la cadena PBS y contara su historia de amor, esperanza y curación a todo el mundo. Le envié la entrevista sobre la ECM de Anita a mi madre, que tiene 95 años y vive en una residencia de ancianos. Mi madre ve la muerte con bastante frecuencia, ya que muchos de sus nuevos amigos de avanzada edad fallecen mientras duermen o se van para siempre de alguna otra forma. He tenido muchas conversaciones con ella sobre lo que piensa del gran misterio que llamamos muerte, que es el destino de todos los seres vivos: todo lo material debe en algún momento perder ese estado. Todos conocemos racionalmente esta verdad, pero lo que nos espera al abandonar este estado sigue siendo un gran misterio. Después de leer la entrevista de Anita mi madre dijo que la había embargado una gran sensación de paz que había acabado con todo su miedo, ansiedad y estrés por lo que podía traer esa gran desconocida que es la muerte. De hecho todos los que han leído lo que Anita cuenta de su experiencia cercana a la muerte, incluidos mis hijos, han sentido una esperanza renovada y han decidido que, por encima de todo, se van a amar a sí mismos, que intentarán apreciar su grandeza y eliminar todos los pensamientos que puedan atraer la enfermedad a su vida diaria. Mientras yo escribía sobre estas ideas, Anita las demostraba a través de su propia experiencia. Anita logró curar su cuerpo gracias a todo ello y me ha comentado en muchas ocasiones que siente que ha vuelto para enseñar a todo el mundo esta sencilla pero poderosa lección que no sólo puede curarnos a todos, sino también transformar el mundo entero. Y por eso, estoy seguro, es por lo que Dios nos unió a Anita y a mí. Siempre he sentido que es mi dharma mostrarle a todo el mundo su propia divinidad, para que sepan que lo más importante que hay en ellos es Dios. Nosotros no somos estos cuerpos, ni tampoco nuestros logros ni nuestras posesiones; nosotros somos uno con la fuente de toda la vida que es Dios. Mientras escribía todo esto en Wishes Fulfilled, Anita Moorjani llegaba a mi vida, la culminación de todo lo que yo estaba sintiendo y escribiendo automáticamente. Ella lo había vivido y lo contaba con tanta belleza… Y ahora podemos disfrutar de la bendición de leer todo lo que Anita llegó a aprender en su furiosa lucha contra un cáncer muy avanzado y su sereno viaje de vuelta gracias a la experiencia directa de la curación divina, lo que nos brinda la oportunidad de aplicarlo en nuestras vidas. Y yo tengo el honor de representar un pequeño papel en la gran misión de trasmitir este esperanzador mensaje de que el amor es la cura definitiva. Espero que las palabras de Anita se conviertan en un instrumento para eliminar todas y cada una de las enfermedades de nuestro cuerpo, de nuestras relaciones, de nuestro país, sea el que sea, y de nuestro mundo. Como dijo muy poéticamente una vez Elizabeth Barrett Browning: «La Tierra está llena de Cielo y Dios arde en cada arbusto». La curación y el cielo en la tierra están en nuestras manos y en manos del amor. Disfruten de este valioso e increíble libro de Anita. Todo mi amor está con este libro y con ella. —Doctor Wayne W. Dyer Maui, Hawaii, Estados Unidos |
A título orientativo, éste será el Índice de los contenidos del Libro:
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Vídeo de Emilio Carrillo "Saliendo de la Matrix" Web "Secuencias de un Ser" Amplio tratado Web sobre "La Reencarnación" Web "Estados de Conciencia de 3ª y 4ª Dimensión"
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